martes, 28 de abril de 2015

Oír, ver y callar.

Decir que te vas a otro país para conocer otra cultura es cierto, pero no está escrito en ningún sitio que esa nueva cultura vaya a ser de tu agrado.
Yo estoy de acuerdo en que dependiendo del país en el que estés, cada familia tiene una manera de educar y enseñar diferente a la de otros países, y eso es totalmente lógico. Pero hay cosas que, estés donde estés, yo considero que son primordiales para que un niño las aprenda.

Entiendo que las au pairs estamos para cuidar a los niños y para recoger todo lo que ellos desordenen, pero hasta cierto punto. No me parece normal que si los niños juegan con lo que sea (aprovecho para decir que maldigo a la persona que inventó los "Lego") luego los padres me pidan que lo recoja y que los niños se vayan a hacer otras cosas, porque con eso solo aprenden que da igual destrozar la casa porque saben que alguien va a ir detrás recogiendolo todo.

Eso me ha enervado mucho hoy, porque ayer recogí las malditas piececitas y hoy otra vez toooooodo por el suelo, y me apuesto lo que sea a que mañana pasará lo mismo. Sin embargo, esto no ha sido lo que más me ha tocado las narices, hablando claro y pronto.
Veréis: he ido a buscar a los niños al cole y no han querido tomarse el snack de camino a casa como hacen cada día, pero se lo han tomado en casa mientras jugaban. Les he preparado la cena (macarrones con boloñesa), y en el tea time ha empezado todo. El niño, minutos antes de que la cena estuviera lista, decía que tenía hambre, y la madre le ha dado una galleta. Pero cuando estaba comiendo  (la madre le da de comer. Tiene cinco años y siempre tiene que haber un adulto dándole de comer porque, según los padres, él no se da cuenta de que tiene hambre y por eso luego se pone insoportable) ha dicho que no quería más, al igual que su hermana, la cual se ha levantado y se ha pirado a ver la tele. El caso es que ambos solo han comido la mitad de su cena. Aún  así,  el niño ha dicho que quería un yogur y lo ha sacado de la nevera. Yo le he dicho que no porque no se había  comido la pasta y, tras gritarme que él  hacía lo que quería y empujarme, ha venido la madre y le ha dejado comerse el yogur. ¡Ole sus huevos!.
Qué rabia me ha dado eso, Dios santo. La madre siempre está igual, les da según qué cosas para comer o les permite hacer según qué y me dice que "eso no lo hace siempre, pero que ese día es especial por X motivos".

De ahí viene el título  de esta entrada. Yo obviamente no les digo todo lo que pienso a los padres porque no soy nadie para decirles  cómo educar a sus hijos, pero lo que no tolero es que se cachondeen de mí. Le he dicho a la madre que su hijo me ha empujado y no ha dicho  ni hecho nada al respecto, salvo darle al crío lo que el quería... (yo sí que le he dicho que se calmara y que no me empujara).

En fin, a pesar de estas "pequeñas" cosas, todo me está yendo genial. Ya me sé mover sola por York y con los autobuses y voy conociendo a gente encantadora. Aún así, espero que sea verdad eso de que estos meses se me van a pasar volando porque tengo unas ganas locas de verano y de ver a toda mi gente.

Hasta aquí mis quejas.
Hasta la próximaaaaaaa.❤